Cómo Ser Una Mujer de Fe en un Mundo Feminista. Fe, Integridad y Responsabilidad. Mujer de Fe en el Siglo XXI. Artículos de crecimiento emocional y espiritual. Somos mujeres valientes en tiempos difíciles. Nuestra Perspectiva es La Eternidad con Cristo.

lunes, 14 de junio de 2010


Ante la Violencia Doméstica: La verdadera respuesta cristiana

Sólo una muerte es suficiente para que nos duela hasta lo más profundo. Sean las motivaciones que sean: narcotráfico, atraco, accidentes de auto o violencia doméstica, para un cristiano este momento histórico difícil debe ser la gasolina para empezar desde su propia Jesuralén, en el hogar, a re-evaluar los modelos hasta ahora usados. En el caso de la violencia intra-familiar, el tema se ve fuertemente influenciado por el cristal feminista radical y aun el feminista moderado.

En la postura de Mujeres Reales Hoy, tanto el machismo como el feminismo son el hambre y las ganas de comer. Nefastos movimientos o modos de ver el mundo. Ambos son ciertamente errados y siembran autodestrucción en los corazones de hombres, mujeres y niños en formación.

Desde la perspectiva cristiana la violencia se llama pecado. Pecamos por comisión y omisión. Porque hacemos cosas y dejamos de hacer muchas otras, para que estemos sufriendo tales problemáticas en un siglo dónde ya todos estamos apercibidos desde el llamado siglo de la Libertad (siglo 20) de lo que es el abuso y opresión.

Desde la doctrina bíblica hombres, mujeres, jóvenes, patrones, empleados, y en todas las esferas sociales hay que seguir un orden de amor, respeto, servicio y entendimiento con humildad y mansedumbre para el que hace el mal sea avergonzado.

Desde la teología de la Trinidad se nos da un perfecto ejemplo de lo que es el orden de sujeción, sometimiento mutuo y armonía para lograr el propósito de bendición del Creador. Jesucristo, en su rol del hijo aun a pesar de su condición y sentimientos como 100% hombre, se sujetó al plan y al orden del padre para que todos ahora disfrutemos de la Gracia, la Salvación y la Seguridad de que entregándonos a El disfrutemos junto con El de un Nuevo orden en una Ciudad Santa.

El problema no son los hombres (varones), el problema es el Pecado. Bien lo dijo Jesús en la controvertible pregunta acerca del divorcio: “Por la dureza de sus corazones, pero en el principio no fue así.”

La mujer cristiana del siglo 21, es una mujer que en su entrega debe comprometerse a buscar de la sabiduría de Dios y de usar todos sus dones a favor de la estabilidad personal, matrimonial, familiar y social. La palabra de Dios es nuestra guía y está llena de una doctrina fiel y verdadera que en ninguna manera tolera el abuso. La mujer y el hombre cristianos entendidos conocen que cada uno desde sus diferencias se pueden complementar, amar y respetar. El cristianismo y la doctrina bíblica así lo establece claramente, pero la cultura libertaria manipula y fomenta en la sociedad sentimientos contrarios que verdaderamente son bárbaros y arcaicos.


Aquí se trata de que tanto víctimas como victimarios son seres con serios problemas de carácter que están dominados por miedos e inseguridades. Unos expresan sus miedos con conducta extrema agresiva y otros con una conducta extrema pasiva. Se añade el aspecto de que tantos cambios sociales se han dado en tan corto tiempo. El enfoque educativo de celebrar las diferencias, aprender de cómo están diseñados ambos sexos y como sus psicologías procesan la vida es casi inexistente porque el feminismo radical lo ha obstaculizado y hasta ha convencido a grupos religiosos con su enfoque errado y falsa doctrina.

En la doctrina cristiana todos estamos sujetos a un orden. Hombres, Mujeres, Jóvenes, Patrones, Empleados, etc. Así es también en diversas esferas sociales como en la Milicia, las Empresas, los sistemas jurídicos, etc. El problema no es la sujeción, porque en aras de la armonía social todos estamos llamados a sujeción mutua.

Preciosas Mujeres Reales de Hoy, les dejo las siguientes premisas a modo de reflexión. Son muchas las mentiras que creemos las mujeres, pero más grande y clara es la verdad que nos hace libres:

LO QUE LA SUJECIÓN ES:

*Inteligencia y Sabiduría.
*Fortaleza de Carácter.
*Imitando a Cristo y Siguiendo sus enseñanzas.
*Disposición a cooperar con Dios hacia la armonía personal, matrimonial, familiar y social.
*Respeto.
*Humildad.
*Amor.
*Acto voluntario.
*Poder y bendición.
*Dirección y propósito.
*Confrontación del pecado según la sabiduría de Dios.
*Libertad.

LO QUE LA SUJECIÓN NO ES:

*No es inpensante.
*No es obediencia ciega.
*No es endeble.
*No es irracional.
*No es ceder por intimidación.
*No es licencia para abusar.
*No es tolerar conducta pecaminosa.
*No es degradación.
*No es impedimento para que expresemos nuestras opiniones e ideas, lo hacemos con respeto.
*No es que los hombres siempre tienen la razón, ni las mujeres siempre tienen la razón.
*No es negación de la realidad.

La Perspectiva Cristiana Ante el Abuso:

*Entendemos que el abuso es un uso cruel e indebido de la autoridad para hacerle daño a otra persona emocional, física o sexualmente.
*La perspectiva cristiana y su doctrina en cuanto a las relaciones humanas en ninguna manera fomentan abuso. Por el contrario lo condenan (Prov. 12:18; Ef. 5:25-29; Col. 3:18-25 y 4:1-5; 1Tim. 3:3-13; Tito 1:7-8, 2:15; 1Pedro 3:1-7; 5:3).
*El abuso es pecado. Es arma del enemigo de las almas y en directa oposición al propósito de Dios.
*La comunidad cristiana es responsable de educar a sus miembros y a la comunidad de la verdad bíblica y sus beneficios.
*El liderato cristiano tiene la responsabilidad ministerial de capacitarse para confrontar con amor y dirección tanto al abusado como al abusador, siguiendo tanto el orden bíblico como los parámetros responsables de consejería y el cuidado legal. Deben reconocer que ambas partes tienen igual necesidad de sanación espiritual y referido de ayuda.
*Creemos que dentro de la voluntad de Dios muchas relaciones matrimoniales y de padres e hijos pueden ser restauradas cuando median en el proceso el arrepentimiento, el perdón, la re-educación y la humildad para rendir cuentas.
*En las instancias que los abusadores no reconozcan su pecado y se nieguen al arrepentimiento genuino hacia un verdadero proceso de cambio, la comunidad cristiana debe de asumir el compromiso de proteger y apoyar al abusado hasta el máximo de sus posibilidades.
*El poder de Dios y su Santo Espíritu puede usar a la comunidad cristiana como un instrumento de amor y sanación en un mundo roto.